miércoles, julio 02, 2008
EX TODOPODEROSOS
Está claro que personajes que alguna vez parecieron todopoderosos como el general chileno Manuel Contreras (en los 70 y 80 se lo consideraba segundo solo de Augusto Pinochet) hoy han regresado de aquel Olimpo de ficción que para ellos fueron las dictaduras de seguridad nacional. Consecuentemente nada los protege ya contra la acción de la Justicia.
Como Jorge Rafael Videla en la Argentina, está claro que los dictadores de aquellos tiempos no pagarán por todos los crímenes cometidos o instigados por ellos. El paradigma de esta impunidad por lo menos parcial es, por cierto, Pinochet que no pasó un solo día de su vida en una celda. Pero quién puede imaginar un castigo más duro que traduzca justicia, no venganza-- que aplicarle dos condenas de prisión perpetua a Contreras, casi un octogenario Pero hay otras razones importantes para que el castigo los alcance después de décadas de sus actos criminales. Cuando aquellas dictaduras comenzaron a derrumbarse dejaron a las sociedades que habían gobernado demasiado débiles para encarar lo que ahora finalmente se hace. Esto fue particularmente cierto en el caso chileno, país al que Pinochet dejó amarrado al poder militar en el Ejecutivo e introduciendo cambios en la estructura legislativa que garantizaron que la voz de los dictadores se haría sentir.
No es casual que la condena a Contreras y a ocho de sus subordinados-- lo alcance 34 años después de ordenar el doble asesinato en Buenos Aires de su camarada el general Carlos Prats y de su esposa Sofía Cuthbert.
Sobre la nueva realidad post-dictadura en América Latina contribuyeron los muchos debates y acciones tendientes a lograr un reconocimiento para los principios de la denominada justicia global cuyo objetivo era actuar para los denominados "delitos de lesa humanidad"-- sin importar los límites de las fronteras nacionales. Esta fue la era en que el concepto derechos humanos recibió el impulso más fuerte y sostenido desde, quizá, los juicios de Nüremberg. Su caso, sin embargo, no pudo reflejar paralelo alguno con el de Adolf Eichman en 1962, ya que el chileno fue devuelto a Chile y a la libertad.
Pero hasta Pinochet debió en 1998 pasar algunos meses en Londres a disposición de jueces ingleses y defenderse del pedido de extradición hecho por un magistrado español, Baltasar Garzón, que decidió llevar a la práctica los principios básicos de aquella justicia global.
Qué era lo que se debatía entonces y aún se debate ahora Si existen los valores morales universales si el relativismo cultural debe ser rechazado para adherir a una justicia universal si hay valores morales universales hay también justicia política y civil, entre otras cuestiones vitales. Las preguntas que resumen todo es: debe el sistema internacional ser estructurado en base al Estado-nación Debería haber un sistema supra estatal que reemplace al Estado-nación No es éste un debate que esté limitado a los llamados crímenes de lesa humanidad se extiende a lo económico y a lo civil, donde los tratados entre dos o más naciones subrogan a las leyes nacionales y las colocan bajo jurisdicción de jueces extranjeros, algo que sin duda es menos sano que perseguir y juzgar dictadores.
Hay dos teorías jurídicas que han crecido en este debate. Está la llamada soberanía traslúcida , según la cual la soberanía estatal puede ser atravesada por la competencia de organismos multinacionales. Y luego la segunda es la teoría sobre la soberanía transparente por la cual un Estado puede perder su soberanía debido a sus actos internacionales o domésticos. Pero en todo caso, el debate recién está en sus inicios.
Por Oscar Raúl Cardoso.
Publicado en Clarín.
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