miércoles, mayo 28, 2008

América Latina pateo el tablero


La puesta en marcha de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), en Brasil, afianzó el liderazgo del presidente Luiz Inácio “lula” da Silva en la región y enterró los objetivos de la Casa Blanca sobre el hemisferio en materia de seguridad y defensa.
Sobre este último aspecto puntualmente, la administración de George W Bush ha perdido mucho terreno en América Latina, las acciones recomendadas por el Departamento de Estado a los gobiernos latinoamericanos para frenar el avance del terrorismo sólo hicieron eco en Colombia, un aliado incondicional del norte, el resto de los países desoyeron y criticaron dichos consejos.
El relanzamiento de la UNASUR, sin dudas, es una clara señal del desaire que los presidentes suramericanos propiciaron nuevamente a su par norteamericano en este sentido. La creación del Consejo Sudamericano de Seguridad - primera actividad del bloque- aisló totalmente al norte de sus vecinos.
De esta manera, el nuevo organismo regional de seguridad, impulsado por Lula y sus colegas, moderará las futuras disputas entre los países vecinos, tarea que efectuaba hasta entonces la Organización de Estados Americanos (OEA), muchas veces presionada por Washintong.
Sólo Uribe, presidente colombiano, se opuso a la creación del consejo de seguridad, aduciendo que esa tarea se superponía con las actividades que la OEA realizaba en terreno local. Sin embargo, la negativa del colombiano no frenó el proyecto ideado por el mandatario brasileño, que terminó imponiendo su idea en su propia casa.
Cabe recordar, que durante el conflicto diplomático que mantuvieron Colombia, Ecuador y Venezuela, por la intromisión de tropas colombianas –apoyadas logísticamente por el ejército norteamericano- en territorio ecuatoriano, solamente Estados Unidos defendió el ataque a suelo extranjero, mientras que el resto de los gobiernos de la región condenaron la intromisión territorial en la histórica Cumbre de Rio, por esta razón se explica la acitud colombiana frente a la creación del nuevo ente.
Aquel conflicto regional, sirvió para abroquelar a los mandatarios suramericanos detrás del presidente Correa para presionar a la desgastada y cuestionada OEA y, por otra parte, impulsar la creación de un consejo local que dirima sobre futuros casos similares.

Liderazgo

La concreción de Dicha idea la semana pasada en Brasil, no sólo significó un portazo para las ambiciones imperialistas, provocó, además, la consolidación del presidente Lula da Silva como líder regional.
Lula logró reunir a todos los Jefes de Estado del continente para aprobar la creación del Consejo de Seguridad Sudamericano que suplantará a la OEA y refundar el bloque supranacional que había quedado paralizado desde su fundación.
UNASUR fue creada el 8 de diciembre de 2004 en Cuzco, Perú. La secretaría ejecutiva se encuentra en Quito, Ecuador y la dirección está a cargo de presidentes, cancilleres, y funcionarios de los países miembros, pero recién ahora se puso en funcionamiento.
Desde el encuentro en Cuzco, el organismo sufrió varias crisis y casi nadie le prestaba importancia. La lucha que mantuvieron casi a ciegas Argentina y Brasil por el comando regional impidieron el normal desarrollo del espacio político-comercial.
Sin embargo, la recomposición de las relaciones bilaterales entre los principales socios del MERCOSUR y los éxitos logrados por la administración brasilera en materia económica en este último tiempo, posibilitaron la constitución de la postergada unidad suramericana.
“América del Sur, unida, puede mover el tablero político del mundo”, celebró el presidente carioca, dejando en evidencia su rol en el bloque.
Es cierto que Lula se ganó el calificativo de vocero regional ante el mundo. En primer lugar, porque controló al venezolano Hugo Chávez –quién podía amenazar su anhelo- en más de una oportunidad, siempre tomó distancia de las críticas que el bolivariano le propiciaba al imperio norteamericano pero jamás tildo de dictador a éste como si lo hizo la Casa Blanca reiteradas veces. Además, recompuso las relaciones con Argentina y puso fin a las disputas sin sentido y, por último, llevó a su país a una expectante posición mundial en materia económica, a tal punto que muchos analistas sostienen que Brasil, India y China serán los protagonistas de la futura economía mundial.
Ahora es difícil saber que pasará con la UNASUR, pero de lo que si podemos estar seguros es que este ha sido un gran avance en la demorada unión de los pueblos suramericanos.
Por Juan Mansilla.

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