miércoles, mayo 28, 2008
América Latina pateo el tablero
La puesta en marcha de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), en Brasil, afianzó el liderazgo del presidente Luiz Inácio “lula” da Silva en la región y enterró los objetivos de la Casa Blanca sobre el hemisferio en materia de seguridad y defensa.
Sobre este último aspecto puntualmente, la administración de George W Bush ha perdido mucho terreno en América Latina, las acciones recomendadas por el Departamento de Estado a los gobiernos latinoamericanos para frenar el avance del terrorismo sólo hicieron eco en Colombia, un aliado incondicional del norte, el resto de los países desoyeron y criticaron dichos consejos.
El relanzamiento de la UNASUR, sin dudas, es una clara señal del desaire que los presidentes suramericanos propiciaron nuevamente a su par norteamericano en este sentido. La creación del Consejo Sudamericano de Seguridad - primera actividad del bloque- aisló totalmente al norte de sus vecinos.
De esta manera, el nuevo organismo regional de seguridad, impulsado por Lula y sus colegas, moderará las futuras disputas entre los países vecinos, tarea que efectuaba hasta entonces la Organización de Estados Americanos (OEA), muchas veces presionada por Washintong.
Sólo Uribe, presidente colombiano, se opuso a la creación del consejo de seguridad, aduciendo que esa tarea se superponía con las actividades que la OEA realizaba en terreno local. Sin embargo, la negativa del colombiano no frenó el proyecto ideado por el mandatario brasileño, que terminó imponiendo su idea en su propia casa.
Cabe recordar, que durante el conflicto diplomático que mantuvieron Colombia, Ecuador y Venezuela, por la intromisión de tropas colombianas –apoyadas logísticamente por el ejército norteamericano- en territorio ecuatoriano, solamente Estados Unidos defendió el ataque a suelo extranjero, mientras que el resto de los gobiernos de la región condenaron la intromisión territorial en la histórica Cumbre de Rio, por esta razón se explica la acitud colombiana frente a la creación del nuevo ente.
Aquel conflicto regional, sirvió para abroquelar a los mandatarios suramericanos detrás del presidente Correa para presionar a la desgastada y cuestionada OEA y, por otra parte, impulsar la creación de un consejo local que dirima sobre futuros casos similares.
Liderazgo
La concreción de Dicha idea la semana pasada en Brasil, no sólo significó un portazo para las ambiciones imperialistas, provocó, además, la consolidación del presidente Lula da Silva como líder regional.
Lula logró reunir a todos los Jefes de Estado del continente para aprobar la creación del Consejo de Seguridad Sudamericano que suplantará a la OEA y refundar el bloque supranacional que había quedado paralizado desde su fundación.
UNASUR fue creada el 8 de diciembre de 2004 en Cuzco, Perú. La secretaría ejecutiva se encuentra en Quito, Ecuador y la dirección está a cargo de presidentes, cancilleres, y funcionarios de los países miembros, pero recién ahora se puso en funcionamiento.
Desde el encuentro en Cuzco, el organismo sufrió varias crisis y casi nadie le prestaba importancia. La lucha que mantuvieron casi a ciegas Argentina y Brasil por el comando regional impidieron el normal desarrollo del espacio político-comercial.
Sin embargo, la recomposición de las relaciones bilaterales entre los principales socios del MERCOSUR y los éxitos logrados por la administración brasilera en materia económica en este último tiempo, posibilitaron la constitución de la postergada unidad suramericana.
“América del Sur, unida, puede mover el tablero político del mundo”, celebró el presidente carioca, dejando en evidencia su rol en el bloque.
Es cierto que Lula se ganó el calificativo de vocero regional ante el mundo. En primer lugar, porque controló al venezolano Hugo Chávez –quién podía amenazar su anhelo- en más de una oportunidad, siempre tomó distancia de las críticas que el bolivariano le propiciaba al imperio norteamericano pero jamás tildo de dictador a éste como si lo hizo la Casa Blanca reiteradas veces. Además, recompuso las relaciones con Argentina y puso fin a las disputas sin sentido y, por último, llevó a su país a una expectante posición mundial en materia económica, a tal punto que muchos analistas sostienen que Brasil, India y China serán los protagonistas de la futura economía mundial.
Ahora es difícil saber que pasará con la UNASUR, pero de lo que si podemos estar seguros es que este ha sido un gran avance en la demorada unión de los pueblos suramericanos.
Por Juan Mansilla.
viernes, mayo 23, 2008
En Washington muchos eligen la cautela con Chávez
En un discurso el martes 7 de mayo, el presidente de los Estados Unidos, George W. Bush acusó formalmente al de Venezuela, Hugo Chávez, de haber convertido a Venezuela en "un santuario para unidades de las FARC". El presidente remarcó las alianzas de Chávez con Cuba e Irán, urgió a aprobar el Tratado de Libre Comercio con Colombia para respaldar al gobierno de Álvaro Uribe y calificó al gobierno de Caracas como "hostil con Estados Unidos y con los intereses americanos". Sin embargo, un documento elaborado por la Comisión de Relaciones Internacionales del Senado, difundido el día anterior, advierte que antes de adoptar tal sanción, "los legisladores deben asegurarse de que la ley sea construida con cuidado y flexibilidad para que garantice que las sanciones afecten a Chávez y no fortalezcan sus posibilidades de movilizar la opinión pública a su favor, tanto en Venezuela como en el resto de América Latina". El texto es enfático, además, cuando recomienda a los legisladores "tener extremo cuidado a la hora de aprobar sanciones que dejen aislado a Estados Unidos y reduzcan su margen de maniobra para empujar reformas constructivas en la región".
El documento -filtrado a la prensa durante una visita a Bogotá de Carl Meachem, asesor principal de la Comisión para asuntos latinoamericanos y publicado por el diario colombiano El Tiempo- subraya además que "cualquier nueva sanción no debe afectar las posibilidades comerciales de Estados Unidos". E insiste en buscar previamente el consenso con los gobiernos al Sur del Río Bravo porque "sin ese apoyo las sanciones no serían tan efectivas o incluso podrían ser contraproducentes". En la conclusión práctica de sus estimaciones, el Senado señala que "Estados Unidos debe tener cuidado de no equiparar a otros países como simpatizantes del terrorismo por mantener agendas con Venezuela". En ese contexto, el discurso de Bush pareció más una diatriba con su propio Senado que una decisión contra Chávez.
Reconocimiento
Es significativo el hecho de que el círculo áulico del Senado estadounidense advierta sobre la necesidad de eludir el aislamiento de Washington. Ante todo, el párrafo constituye un reconocimiento tácito del lugar que Caracas ha logrado en el concierto diplomático regional. Aun sin un relevamiento sistemático, es presumible que jamás, en 200 años, un gobierno estadounidense haya tenido que tomar en cuenta un riesgo semejante. Incluso en los años 60 cuando la simpatía generalizada en la región con la Revolución Cubana obligó a Washington a pergeñar la Alianza para el Progreso, el Departamento de Estado podía planificar la expulsión de Cuba de la OEA sin el más mínimo temor a la deserción de los restantes países. No menos elocuente es el hecho de que desde el Capitolio se muestre temor por las posibilidades de Chávez de movilizar a su favor la opinión pública venezolana y latinoamericana. El presidente venezolano, quien siempre habla con amargura de "la falla tectónica" de su gobierno en materia de comunicación, debe haber leído con asombro ese reporte.
El posible salto a una acusación formal contra Venezuela es tanto más incierto en la medida en que su aval sería la famosa computadora portátil de Raúl Reyes, el comandante de las FARC abatido en territorio ecuatoriano a comienzos de marzo. Las supuestas revelaciones obtenidas de esa notebook, que aparecen en cuentagotas y según los requerimientos de la coyuntura, son más bien motivo de chanzas. En sucesivas reuniones de altos funcionarios latinoamericanos realizadas durante los últimos dos meses, tuve oportunidad de comprobar que incluso los representantes de gobiernos menos próximos a Caracas le atribuyen cero credibilidad al asunto.
No obstante, incluso el Senado está lejos de desechar ese recurso, aunque advierte que "hay que asegurarse que la información del computador se distribuya ampliamente y exista transparencia sobre cómo fue analizado". Para ello recomienda "crear una página oficial en Internet, asociada con la INTERPOL u otro organismo multilateral que sirva como canal exclusivo para hacer públicos los documentos. Esa organización debe ser vista como imparcial por los países pues de lo contrario se corre el riesgo que se diga que está siendo manejada por Estados Unidos".
En la misma dirección, las instrucciones del Senado apuntan a explorar una línea de colaboración con el gobierno de Ecuador por intermedio de la OEA, con el objetivo de sustraer a ese país de la influencia de Caracas. El documento aconseja colaborar para el "entrenamiento y dotación a las fuerzas antinarcóticos de Ecuador y la entrega de ayuda humanitaria para colaborar con el país en la atención de la población desplazada de Colombia". Esa línea de acción no excluye la intervención militar, al afirmar que tal política "debe incluir asistencia para interdicción en puertos y fronteras al igual que radares, equipos de comunicaciones, municiones y apoyo logístico para las fuerzas armadas que vigilan la frontera".
Fuentes del gobierno ecuatoriano descartan la eventualidad de tal aproximación entre Quito y la Casa Blanca. La misma opinión puede recogerse de la diplomacia venezolana. La orientación propuesta por el Senado estadounidense, con mayoría Demócrata, indica así sobre todo una diferencia significativa con la actual administración, aunque ésta estribe en la conducta inmediata a adoptar frente a los gobiernos suramericanos y, tácitamente, en la evaluación de los riesgos de la diplomacia estadounidense para el hemisferio.
Por Luis Bilbao.
Caracas, Venezuela.
jueves, mayo 22, 2008
Respuesta hemisférica yanqui: la IV flota de intervención
Había surgido en 1943 para luchar contra los submarinos nazis y proteger la navegación durante la Segunda Guerra Mundial. Es desactivada en 1950 por innecesaria. El Comando Sur suplía las necesidades hegemónicas de Estados Unidos en nuestra área. Sin embargo, acaba de renacer en días recientes, después de 48 años, y sus fines intervencionistas no necesitan demostrarse. Los propios jefes militares en sus declaraciones lo divulgan de forma natural, espontánea e incluso discreta. Agobiados por los problemas del precio de los alimentos, la energía, el intercambio desigual, la recesión económica en el mercado más importante para sus productos, la inflación, los cambios climáticos y las inversiones requeridas por los sueños consumistas, comprometen el tiempo y las energías de dirigentes y dirigidos.
Lo real es que la decisión de restablecer la IV Flota se anuncia en la primera semana de abril, casi un mes después que el territorio de Ecuador fuera atacado con bombas y tecnología de Estados Unidos y por presión suya, matando e hiriendo a ciudadanos de diversos países, lo cual causó profundo rechazo entre los líderes latinoamericanos en la reunión del Grupo de Río que tuvo lugar en la capital de la República Dominicana.
Peor aún: el hecho se produce cuando es casi unánime el rechazo a la desintegración de Bolivia promovida por Estados Unidos. Los propios jefes militares explican que tendrán bajo su responsabilidad a más de 30 países cubriendo 15,6 millones de millas cuadradas en las aguas adyacentes de Centro y Suramérica, el mar Caribe y sus 12 islas, México y los territorios europeos en este lado del Atlántico.
Estados Unidos posee 10 portaaviones del tipo Nimitz, cuyos parámetros más o menos similares suelen ser: desplazamiento de 101 mil a 104 mil toneladas de carga máxima; largo de cubierta 333 metros; ancho de la misma, 76,8 metros; 2 reactores nucleares; velocidad que puede llegar a 56 kilómetros por hora; 90 aviones de guerra. El último de ellos lleva el nombre de George H.W. Bush, padre del actual Presidente; ya fue bautizado con champán por el propio progenitor; debe estar listo para unirse a las demás naves en los próximos meses.
Ni un solo país en el mundo posee una nave similar a estas, equipadas todas con sofisticadas armas nucleares, que pueden acercarse a pocas millas de cualquiera de nuestros países. El próximo portaaviones, el USS Gerald Ford, será de nuevo tipo: tecnología Stealth invisible a los radares y armas electromagnéticas. La principal constructora de un tipo u otro es la Northrop Grumman, cuyo actual presidente también forma parte de la Junta Directiva de la petrolera de Estados Unidos Chevron-Texaco. El costo del último Nimitz fue de seis mil millones de dólares, sin incluir aviones, proyectiles y gastos de operación, que pueden ascender también a miles de millones. Parece un cuento de ciencia ficción. Con ese dinero se pudo haber salvado la vida de millones de niños.
¿Cuál es el objetivo declarado de la IV Flota? "Combatir el terrorismo y las actividades ilícitas como el narcotráfico", así como enviar un mensaje a Venezuela y al resto de la región. Se anuncia que comenzará a operar el próximo 1º de julio.
El Jefe del Comando Sur de Estados Unidos, almirante James Stavrides, declaró que ese país necesita trabajar más fuerte en "el mercado de las ideas, para ganar los corazones y las mentes" de la población en la región.
Estados Unidos cuenta ya con las flotas II, III, V, VI y VII desplegadas en el Atlántico Occidental, el Pacífico Oriental, el Medio Oriente, el Mediterráneo y Atlántico Oriental, y el Pacífico Occidental. Faltaba sólo la IV Flota para custodiar todos los mares del planeta. Total: nueve portaaviones Nimitz en activo o muy próximo a estar en plena disposición combativa, como el George H. W. Bush. Dispone de una reserva suficiente para triplicar y hasta cuadruplicar el poder de cualquiera de sus flotas en un determinado teatro de operaciones.
Los portaaviones y las bombas nucleares con que se amenaza a nuestros países sirven para sembrar el terror y la muerte, pero no para combatir el terrorismo y las actividades ilícitas.
Debieran servir también para avergonzar a los cómplices del imperio y multiplicar la solidaridad entre los pueblos.
Fidel Castro Ruz
Publicado en el diario cubano Granma.
viernes, mayo 16, 2008
Biocombustibles, una obsesión para la Unión Europea
“América Latina ocupa un lugar importante en nuestra política exterior. Los países de América Latina son para nosotros importantes socios económicos y políticos para la conformación del orden global”,dijo la canciller y primera ministra alemana, Angela Merkel, poco antes de arribar a Perú, donde participará de la V Cumbre de América Latina, el Caribe y la Unión Europea.
Pero ¿Por qué la mujer más influyente de la Comunidad Europea efectuó dicha declaración antes de visitar por primera vez Sudamérica? ¿Cuáles son las intenciones de Europa en esta reunión internacional?
Sin dudas, la asistencia de Merkel a la cumbre tiene una importante significancia no porque sea la primera vez que la Jefa de Estado alemán visita nuestra región sino porque será ella la interlocutora de las pretensiones del mercado europeo.
Tampoco se necesita ser adivino para llegar a develar las intenciones que tiene el viejo continente para con nuestra región. La Cumbre Iberoamericana que se desarrolló en Chile el año pasado, recordada por el cruce que mantuvieron el Rey Juan Carlos y el presidente Hugo Chávez, es un claro antecedente. En aquella oportunidad, el presidente español Rodríguez Zapatero sugirió a sus pares latinoamericanos que sólo era posible contrarrestar las desigualdades sociales que afectan al continente con políticas económicas que se ajusten a las necesidades del mercado.
Claro que estas necesidades van muchas veces en contra de los intereses de los hombres. Y esta no será la excepción, Merkel trae a Perú varios temas para plantear en la Cumbre pero el problema energético ocupará la mayor parte de los debates.
Las declaraciones de la Jefa de estado alemán publicadas en el primer párrafo se dirigían hacia esa dirección. Es que Alemania como el resto de los países de la comunidad europea necesita la colaboración de América Latina para contrarrestar los problemas que ya padecen en materia energética.
Alemania es uno de los países desarrollados que dispuso reemplazar los combustibles fósiles por biocombustibles, pero la pobre producción de maíz complicaron el abastecimiento.
Recordemos que los legisladores alemanes sancionaron una ley que obliga suplantar gradualmente el uso de naftas pesadas por biodiesel. Algo similar sucede en Estados Unidos.
Según la ley que aprobó el Congreso Norteamericano, para el 2022 harán falta por lo menos 36.000 millones de galones de biocombustibles para añadirlos a la gasolina (comparados con 4700 millones de galones el año pasado). Es decir que unos 21.000 millones de galones deberán venir de alguna fuente distinta del maíz, como el azúcar, la celulosa o el pasto.
Por los pocos rindes de las cosechas europeas y norteamericanas los problemas de abastecimiento ya se empezaron a sentir tanto en Alemania como en Estados Unidos. Este es ejemplo cercano de esta realidad, el año pasado, los agricultores de Estados Unidos sembraron de maíz una cantidad mayor de tierra que cualquier otro año desde la Segunda Guerra Mundial. Y aún así, no fue suficiente: la demanda del cereal subió más que la superficie sembrada, y el precio saltó de cuatro a seis dólares el bushel. Algo similar ocurrió en Alemania y el resto de Europa
Por esta razón, Alemania y Estados Unidos se ven obligados a recurrir a la provisión de granos desde cualquier parte del planeta para asegurar la producción de biocombustibles y cumplir con sus propias leyes.
Este será el papel que Merkel en esta cumbre. Los países de América Latina y el Caribe son productores de maíz y otros granos para la producción del oro verde como le llaman algunos técnicos.
Biocombustibles vs alimentos.
Sin embargo, la canciller no tiene el camino despejado para avanzar con los propósitos de la Unión Europea.
Al igual que Zapatero en Chile, la alemana chocará con el planteo de países como Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Cuba que se oponen terminantemente a la utilización de los biocombustibles.
Chávez y Fidel no comparten la idea de utilizar alimentos para la producción de energía alternativa. Ambos mandatarios alertaron sobre el peligro que esta práctica representaría para los precios de los alimentos.
Actualmente, el mundo padece una crisis alimentaria que se agudiza a medida que pasan los meses. Los precios de los alimentos se fueron a las nubes y una de las principales causas ha sido la utilización de cereales para la generación de biocombustibles.
¿Qué dicen los países desarrollados? La mayoría responsabiliza al crecimiento de la población mundial y al aumento del consumo en China e India pero descartaron a los biocombustibles como una de las principales causas de la suba de precios de los alimentos.
Según algunas organizaciones protectoras del medio ambiente, el hambre aumentaría si los países desarrollados continúan utilizando los alimentos para la generación de energía y el medio ambiente correría serios peligros de contaminación.
Greempeace recolectó firmas en contra de la producción de biocombustibles y alertó a algunos jefes de estado de la región que participarán de la cumbre sobre la destrucción de los bosques latinoamericanos que serán utilizados para aumentar las plantaciones que son materia prima del biodiesel.
Esta más que claro que Europa redoblará los esfuerzos para llevarse de la Cumbre de Lima buenos resultados que le permitan seguir produciendo biocombustibles, será cuestión de los jefes de estado de América Latina y el Caribe permitírselo.
Por Juan Mansilla.
martes, mayo 13, 2008
HAMBRE
La impresionante subida de los precios de los alimentos está produciendo una gravísima debacle en el mundo entero. Estamos ante un momento de emergencia mundial que, en palabras del presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, puede provocar la muerte de "millones de personas en breve".
El hambre se extiende velozmente por los países pobres provocando importantes revueltas populares de protesta, que ya han producido muertos en Haití y la intervención del ejército en Pakistán. Además, la situación de pobreza se está agravando seriamente y, según la ONU, más de 100 millones de personas van a sufrir especialmente esta crisis alimenticia.
A pesar de la magnitud de este problema, los políticos y economistas occidentales se mantienen impasibles. De hecho, se sabía que esta crisis iba a tener lugar y no se ha actuado en ningún momento para evitarla. Es más, en realidad los grandes culpables y responsables de la actual situación son las entidades y organismos supranacionales que ahora se muestran tan sobrecogidos por la dimensión de la crisis alimenticia.
Responsables y cómplices porque ellos han diseñado, fomentado y fortalecido la estrategia de las multinacionales destinada a sustituir la agricultura tradicionalmente orientada a la alimentación por la producción de biocombustibles con la excusa de disponer de fuentes de energía más sostenibles medioambientalmente en los países ricos.
Así, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha advertido que las reservas mundiales de cereales caerán a su nivel más bajo en 25 años.
De esa manera se ha abierto un nicho de mercado muy rentable, gracias a la alta demanda que generan los países ricos, pero a costa de producir hambre en multitud de países. O, dicho de una manera más clara, como hace Jean Ziegler, portavoz especial de las Naciones Unidas para el Derecho a la Alimentación, cometiendo un auténtico "crimen contra la humanidad".
Para colmo, esta crisis alimenticia de proporciones gigantescas se ve agudizada profundamente por la crisis financiera que comenzó el verano pasado y que ha encarecido los créditos y aumentado los costes financieros.
Como respuesta a la incertidumbre imperante con respecto a las entidades crediticias, y gracias a las continuas inyecciones de liquidez de los bancos centrales (que en lugar de solucionar el problema financiero lo que hacen es prestar más recursos a los grandes financieros para que sigan llevando a cabo sus actividades especulativas), los inversores están dirigiendo actualmente sus operaciones hacia el mercado de futuros para las materias primas.
Estas inversiones puramente especulativas en el mercado de futuros están produciendo alzas impresionantes en los precios básicos, y están agravando con ello aún más los problemas a los que se enfrentan millones de personas a la hora de comer.
Así, el Banco Mundial estima que los precios de los alimentos han subido un 83% de media en los últimos tres años, y que en el caso del trigo el incremento ha sido de un 120% con respecto al año anterior. Subidas que se prevé sigan produciéndose si no se corta de raíz la deriva especulativa de los mercados.
Como es lógico, son las clases sociales más desfavorecidas quienes sufren las peores consecuencias de estas subidas de precios, pues mientras que en los países ricos las familias destinan aproximadamente un 10% de los ingresos al consumo de alimentos, en algunos países subdesarrollados esta proporción puede llegar a alcanzar el 80%.
En este contexto, los grandes organismos internacionales muestran una vez su radical inoperancia. No sólo han contribuido a crear las condiciones que han provocado el desastre sino que han sido incapaces de prever lo que iba a ocurrir y, ahora, se limitan a hacer propuestas evasivas o claramente insuficientes.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) sólo se muestran preocupados por las cuestiones financieras y el Banco Mundial (BM) ha advertido del peligro de disturbios que podrían poner en peligro la estabilidad de los distintos países pero sin detenerse a estudiar la causa última de los mismos, limitándose a solicitar a los países ricos que realicen donaciones monetarias para paliar la crisis que serán insuficientes y que no solucionarán los problemas estructurales de las economías destinatarias.
La FAO, por su parte, destinará 17 millones de dólares para ampliar su sistema de información sobre el mercado de productos alimentarios. Una cifra ridícula en comparación con las millonarias sumas de dinero que los Bancos Centrales de los países ricos han inyectado en los sistemas financieros para salvar los extraordinarios beneficios bancarios y que ponen de bien claramente de relieve que las prioridades de los poderosos son otras: les preocupan los quebrantos financieros de los ricos pero no el hambre de millones de empobrecidos.
Que nadie se extrañe, entonces, si los miserables se toman algún día la libertad de arrebatarles como sea sus inmorales privilegios.
Por Juan Torres López y Alberto Garzón Espinoza
martes, mayo 06, 2008
OCTAVO MANDAMIENTO: MENTIRÁS
Hasta hace un rato nomás, los grandes medios nos regalaban, cada día, cifras alegres sobre la lucha internacional contra la pobreza. La pobreza se estaba batiendo en retirada, aunque los pobres, mal informados, no se enteraban de la buena noticia. Los burócratas mejor pagados del planeta están confesando, ahora, que los mal informados eran ellos.
El Banco Mundial ha dado a conocer la actualización de su International Comparison Program. En el trabajo participaron, junto al Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, las Naciones Unidas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y otras instituciones filantrópicas.
Ahí los expertos corrigen algunos errorcitos de los informes anteriores.
Entre otras cosas, nos enteramos ahora de que los pobres más pobres del mundo, los llamados “indigentes”, suman quinientos millones más que los que aparecían en las estadísticas.
Además, nos desayunamos de que los países pobres son bastante más pobres de lo que los numeritos decían, y que su desgracia ha empeorado mientras el Banco Mundial les vendía la píldora de la felicidad del mercado libre.
Y por si todo eso fuera poco, resulta que la desigualdad universal entre pobres y ricos había sido mal medida, y en escala planetaria el abismo es todavía más hondo que el de Brasil, país injusto si los hay.
Otra mentira Al mismo tiempo, un ex vicepresidente del Banco Mundial, Joseph Stiglitz, en un trabajo conjunto con Linda Bilmes, investigó los costos de la guerra de Irak.
El presidente George W. Bush había anunciado que la guerra podría costar, como mucho, 50 mil millones de dólares, lo que a primera vista no parecía demasiado caro tratándose de la conquista de un país tan rico en petróleo. Eran números redondos, o más bien cuadrados. La carnicería de Irak lleva más de cinco años, y en este período los Estados Unidos han gastado un millón de millones de dólares matando civiles inocentes. Desde las nubes, las bombas matan sin saber a quién. Bajo la mortaja de humo, los muertos mueren sin saber por qué. Aquella cifra de Bush alcanza para financiar apenas un trimestre de crímenes y discursos. La cifra mentía, al servicio de esta guerra, nacida de una mentira, que mintiendo sigue.
Y otra mentira más Cuando ya todo el mundo sabía que en Irak no había más armas de destrucción masiva que las que usaban sus invasores, la guerra continuó, aunque había olvidado sus pretextos.
Entonces, el 14 de diciembre del año 2005, los periodistas preguntaron cuántos iraquíes habían muerto en los dos primeros años de guerra.
Y el presidente Bush habló del tema por primera vez. Contestó: –Unos treinta mil, más o menos.
Y a continuación hizo un chiste, confirmando su siempre oportuno sentido del humor, y los periodistas se rieron.
Al año siguiente, reiteró la cifra.
No aclaró que los treinta mil se referían a los civiles iraquíes cuya muerte había aparecido en los diarios. La cifra real era mucho mayor, como él bien sabía, porque la mayoría de las muertes no se publica, y bien sabía también que entre las víctimas había muchos viejos y niños.
Esa fue la única información proporcionada por el gobierno de los Estados Unidos sobre la práctica del tiro al blanco contra los civiles iraquíes. El país invasor sólo lleva la cuenta, detallada, de sus soldados caídos. Los demás son enemigos, o daños colaterales, que no merecen ser contados. Y, en todo caso, contarlos resultaría peligroso: esa montaña de cadáveres podría causar mala impresión.
Y una verdad Bush vivía sus primeros tiempos en la presidencia cuando el 27 de julio del año 2001 preguntó a sus compatriotas: – ¿Pueden ustedes imaginar un país que no fuera capaz de cultivar alimentos suficientes para alimentar a su población? Sería una nación expuesta a presiones internacionales. Sería una nación vulnerable. Y por eso, cuando hablamos de la agricultura americana, en realidad hablamos de una cuestión de seguridad nacional.
Esa vez, el presidente no mintió. El estaba defendiendo los fabulosos subsidios que protegen el campo de su país. “Agricultura americana” significaba, y significa nada más que “Agricultura de los Estados Unidos”.
Sin embargo, es México, otro país americano, el que mejor ilustra sus acertados conceptos. Desde que firmó el tratado de libre comercio con Estados Unidos, México no cultiva alimentos suficientes para las necesidades de su población, es una nación expuesta a presiones internacionales y es una nación vulnerable, cuya seguridad nacional corre grave peligro: - actualmente, México compra a los Estados Unidos 10 mil millones de dólares de alimentos que podría producir; - los subsidios proteccionistas hacen imposible la competencia; - al paso que vamos, de aquí a poco las tortillas mexicanas seguirán siguen siendo mexicanas por las bocas que las comen, pero no por el maíz que las hace, importado, subsidiado y transgénico; - el tratado había prometido prosperidad comercial, pero la carne humana, campesinos arruinados que emigran, es el principal producto mexicano de exportación.
Hay países que saben defenderse. Son pocos. Por eso son ricos. Hay otros países entrenados para trabajar por su propia perdición. Son casi todos los demás.
Por Eduardo Galeano.
Para Página 12, Diario Argentino.
jueves, mayo 01, 2008
Reforma Agraria: ausente en la agenda del gobierno y los ruralistas
Mientras que el gobierno negocia una salida con las cuatros entidades que nuclean al sector agropecuario argentino tras la crisis ocasionada por la implementación de las retenciones móviles a los granos finos, se aleja la posibilidad de que se discuta sobre un tema pendiente en la sociedad argentina: la aplicación de una reforma agraria para contrarrestar a la desigualdad social que se acentúa en el país.
Según datos del último Censo Agropecuario, que data del 2002, de los más de 170 millones de hectáreas productivas en todo el país, 74,3 millones están en poder de tan sólo 4000 dueños. Si se tiene en cuenta que en total en el país hay unos 300.000 productores, apenas 4000 poseen casi la mitad de la tierra.
Por ejemplo, en la región pampeana, donde están las tierras mas cotizadas, hay 4.110.600 hectáreas en manos de sólo 116 dueños. Esa superficie es equivalente a toda la provincia de salta que no es poca cosa.
Pero ahondando en los datos del último censo, llegamos a la conclusión que el 69 por ciento de las explotaciones agropecuarias del país tiene menos de 2000 hectáreas, pero sólo representan el tres por ciento de la superficie total. En el otro extremo, el 10 por ciento de las explotaciones, con más de 1000 hectáreas, acaparan el 78 % de la superficie.
Los datos arrojados por la medición no hacen otra cosa que denunciar la perduración de una brutal concentración de la propiedad (y del uso) de la tierra, que data de la campaña del desierto y que cobró un importante empuje durante la década del noventa.
Durante este último período, los pequeños productores perdieron sus tierras, las que tuvieron como destino a los grandes hacendados. Fue así como la Federación Agraria realizó una investigación en 2002 y llegó al trágico resultado que en el país había 100.000 establecimientos menos que en el censo de 1998, un claro ejemplo de la amezante tendencia.
Medidas que sólo profundizan la concentración de la riqueza.
Las retenciones móviles impuestas por el gobierno, que originaron la protesta más importante del sector agropecuario, dejó a la administración de Cristina Fernández sumida no solo en una profunda crisis que aun no sabe como sortear sino que, además, desenmascaró un modelo, que al contrario de lo que sostenian sus defensores, no redistribuye la riqueza sino que la concentra en pocas manos.
En una entrevista efectuada por el diario Crítica de la Argentina, Eduardo Ascuy Ameghino, director del centro de estudios Agrarios de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, sostuvo que con la suba de los precios internacionales de los últimos años todos en el campo ganaron plata. Pero aclara que a la lluvia de prosperidad “algunos la juntan en palangana y otros en cucharita”
Ameghino, en la entrevista, identificó a tres grandes actores en la cúspide de la pirámide del sector agropecuario y que son los que más rédito sacaron al buen momento que atraviesa el campo: la vieja oligarquía terrateniente, los nuevos capitales del agro, y los llamados pool de siembra.
Por otra parte, el investigador coincidió en que en un contexto de concentración de la propiedad y del uso de la tierra, la suba general de retenciones acelera el proceso. “Las retenciones suben o bajan a todos por igual, lo mismo que los costos en dólares. Pero frente a los chacareros que están más apretados, los grandes tienen vía libre para avanzar”, advierte.
Pero el gobierno y las entidades del campo, durante las negociaciones, hicieron caso somiso a las advertencias parecidas a las de Ameghino, dichos bandos defendieron con los dientes ajustados sus intereses mientras que el tumor de la desigualdad amenaza a los pequeños productores y al resto del país.
Alimentos caros: una oportunidad para los países productores.
Sin pensarlo y en medio de la crisis, estalló la problemática de los alimentos en el mundo que condena a los países pobres, sin recursos, y abre paralelamente una posibilidad de crecimiento para los países productores de dicho bien.
Sin embargo, el gobierno argentino no aprovechó hasta el momento este contexto favorable que se le presenta a su economía y persiste con sus políticas a favor de los grandes grupos económicos, dejando pasar el tren de esta oportunidad única para crecer a mejores tasas y enterrar la desigualdad social vigente que reyna en el país.
Argentina cuenta con todos los elementos para aprovechar estas circunstancias, posee un territorio extenso y con poca población, algo que muchos países como China padecen, tecnología de punta para producir alimentos y un clima acorde para el cultivo de granos, esto no es una novedad para nadie.
Pero como denuncian las cifras del censo publicadas en los primero párrafos, las tierras productivas se encuentran en pocas manos, lo que significa que el entorno favorable solo lo gazarán unos pocos, los de siempre en decir verdad.
Por esta razón es fácil explicar el trágico crecimiento de la pobreza y la indigencia en la tierra de Gardel, la primera alcanza al 30 por ciento de la población según datos no oficiales. La cifra no deja de ser un numero pero molesta, más en un país considerado como un gran productor de alimentos.
Los argentinos pagan un kilo de pan alrededor de cuatro pesos, es decir doce dólares. Un inglés podría comentar que es una locura y en verdad lo es. Pero el irrisorio cuadro tiene una explicación concreta: las tierras productivas del país están inundadas de soja, grano que los argentinos no consumen, mientras falta trigo, maíz, carne, leche, productos básicos para el consumo de cualquier ciudadano de estas pampas.
Ahora ustedes podrán preguntarse ¿Qué tienen que ver las últimas medidas del gobierno con esto y con la hambruna que amenaza al mundo? Mucho, mucho tiene que ver.
Porque como ya señalamos anteriormente, las retenciones móviles liquidan al pequeño productor y concentran las tierras productivas en pocas manos, los pool de siembra. A estos grupos, como a los grandes terratenientes locales, poco les importa la vida de los argentinos y sus dietas, ellos seguirán inundando sus campos de soja mientras ésta les siga rindiendo económicamente. Es decir, la oportunidad que tiene el país de comercializar más alimentos al mundo y bajar los precios de estos para el consumo interno no es un problema para estos grupos.
El gobierno argentino deberá, entonces, analizar seriamente las últimas medidas implementadas si quiere que Argentina ocupe un lugar privilegiado dentro de los países que producen alimentos en momentos que el mundo los demanda, para ello necesitará crear impuestos que beneficien a los pequeños productores, que son los que se ocupan de producirlos, o sino tendrá que repasar la historia de los países desarrollados que aplicaron, en sus difíciles inicios, la reforma agraria.
Por Juan Mansilla.
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