viernes, noviembre 07, 2008
Un descomunal desafío
Narran los historiadores políticos que Franklin D. Roosevelt mantuvo silencio económico entre su elección en 1932 y su asunción en 1933, dejando que Herbert Hoover siguiera con las políticas que habían dado la Gran Depresión a Estados Unidos y al mundo. Barack Obama ha decidido que no tiene margen para repetir aquella mudez de su predecesor El presidente electo está negociando ya en el Congreso una asignación excepcional de al menos 100.000 millones de dólares para aplicarla en obra pública, subsidios de desempleo, asistencia energética para el invierno y ayuda alimentaria que podría ser aprobada antes de fin de mes. ¿Está de regreso el neokeynesianismo? Sí, pero el gesto habla de otra cosa: el escaso tiempo del que gozará Obama para festejar su triunfo antes de hacer frente al monstruo de la herencia.
Es una tarea delicada porque el presidente George W. Bush mantendrá la facultad de veto durante otros 70 días y, curiosamente, el primer examen de Obama será rendido no en la Casa Blanca sino en el Congreso al que regresará hasta ser ungido como el 44º presidente de Estados Unidos.Es casi difícil darle la bienvenida a la Casa Blanca. En primer lugar conviene tener presente que, si bien Obama cuenta con un mandato fuerte y mayoría legislativa, la diferencia en el voto popular con su rival John McCain no fue un alud como los demócratas hubiesen deseado. ¿Qué habría pasado si no hubiese habido el síndrome de hastío con Bush? Hay un país aún dividido por mitades y este dato será tomado en cuenta por la oposición republicana cuando termine de lamerse las heridas y piense en regresar.
Cabe señalar que en los últimos 25 años nunca esa derecha republicana se ha encontrado más alejada del poder, incluyendo los ocho años de Bill Clinton que en los 90 pensó que debía asumir la agenda sus adversarios.
Frente a sí Obama tiene la crisis económica más profunda y deletérea de los últimos cien años que está arrastrando a la economía internacional. En buena medida es uno de los factores que han hecho de Obama una suerte de candidato internacional festejado por públicos en diversos países. La demanda de un liderazgo que atempere la crisis; el otro es la pesada realidad de ocho años de Bush y su desprecio por el derecho internacional.
Esta crisis obligará en lo inmediato al presidente electo a algo más: a formar un gabinete y equipo de gobierno de modo rápido para ofrecer una idea de que ya está en movimiento. Tanta es la expectativa que ha despertado con su campaña que deberá ser cuidadoso con las posibles decepciones.
Tendrá que lidiar con por lo menos tres guerras en curso: Irak, Afganistán y la estrambótica "guerra contra el terror". El blanco y negro del discurso de campaña ya se está volviendo gris. En Irak ningún desacople será inmediato y Obama ya ha prometido consultar con el gobierno iraquí antes de tomar decisiones mayores. Dos años parecen ser ahora el plazo que asumiría el nuevo presidente para retirar a sus soldados de las arenas del Golfo Pérsico. Hay que pensar que, para cuando ocupe la Casa Blanca, esa guerra habrá costado unos tres billones (millones de millones) de dólares según el cálculo más serio.Obama ha prometido cerrar el virtual campo de concentración que Estados Unidos tiene en Guantánamo. No le será tan sencillo, dicen los juristas. Bush dejará una trama legislativa que será muy complejo deshacer y que, entre otras cosas, protege la continuidad de Guantánamo.
En Afganistán la cosa es más compleja porque Obama ha asegurado que allí triunfará sobre Al Qaeda, la fantasmal organización que --curiosamente-- ha mantenido un silencio casi absoluto durante la campaña y las elecciones. Un aumento de tropas allí no sería sorprendente. De Obama, América latina aguarda una mayor aceptación del multilateralismo y, por cierto, receptividad a la hora de decidir qué hacer con la crisis económico-financiera. Quizá con Venezuela y con Cuba se vean los primeros indicios si la primera premisa es cierta. Pero en lo segundo se enfrenta a mucho margen de conflicto; los demócratas siempre han sido, en lo comercial, más proteccionistas que los republicanos y, además, el proteccionismo parece ser una de las enfermedades cercanas en todo el planeta.
Por Oscar Raúl Cardoso
Fuente: Adentro y afuera Blogs clarin.
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