- Es cierto que censura no es sinónimo de Democracia. También, es verdad que algunos medios de comunicación protegen más sus propios intereses que los de la ciudadanía. La decisión de no renovarle la licencia al canal privado Radio Caracas Televisión (RCTV), puso en el centro de todas las miradas al presidente venezolano Hugo Chávez y provocó un nuevo debate sobre la convivencia entre los medios de comunicación y los gobiernos de turno en un Estado democrático.
La libertad de expresión es clave para la salud de la Democracia. El periodismo cumple con la función de mediar entre las autoridades públicas y el ciudadano. Recordar a los gobernantes las necesidades que padece su pueblo y, a éste, informarle sobre los actos de abuso de poder, casos de corrupción y los buenos actos de gestión -que efectuan sus autoridades- forman parte de la actividad pertiódistica.
Sin embargo, la labor de los medios ha sido cuestionada por muchos de los gobiernos latinoamericanos en los últimos años. Algunos mandatarios le endilgan a las empresas periodísticas (locales o internacionales) haber colaborado con el proceso neoliberal de la década del noventa, la que desarticuló a los estados benefactores y enriqueció a los capitales extranjeros y, por otro lado, con los golpes de Estado que interrumpieron el proceso democrártico en la región, dejando como saldo a miles de disidentes desaparecidos.
Entonces: ¿RCTV participó de aquel golpe como dice Chávez? Y, por otra parte, ¿es Chávez un autoritario como advierten sus detractores políticos? En ambos casos la respuesta es sí. Definitivamente, sí.
No hay dudas de que Radio Caracas, como otros medios, haya sido cómplice en la conspiración contra la constitución que implicó el golpe que intentó colocar al mando del país al empresario Pedro Carmona.
Por otra parte, nadie puede negar de que Chávez no tolera ninguna crítica a su gestión. Sólo vasta con analizar algunos datos o hechos recientes: el ochenta por ciento de los medios pertenecía a capitales privados cuando asumió por primera vez la presidencia, la mayoría de ellos hostiles. En la actualidad, el gobierno regula las concesiones a su antojo, dejando así poco margen a la crítica.
El gran error que comete Chávez es pensar que conduce una revolución, cuando no lo es. Él, fue elegido soberanamente por su pueblo con más del 60 por ciento de los votos y por dos veces consecutivas. Este delirio lo conduce por un camino que sólo le es propicio a sus opositores, que hasta despertaron después de un largo letargo.
La mal llamada “revolución” venezolana no es a la cubana. Venezuela vive una crisis de polarización o un periodo prolongado de agitación social, como les guste llamar a algunos, pero está lejos de ser una revolución.
Para apaciguar el ánimo de los venezolanos y garantizar la continuidad de la Democracia, estaría bien que RCTV vuelva a la pantalla chica de Venezuela, el mundo y los propios venezolanos saben a que intereses responde y sobre su desempeño en el pasado, después de todo quién elige que canal mirar o que diario leer es el propio pueblo, como ocurre en todo sistema democrático. Esto debería quedar claro, por supuesto, en la mente de Chávez. Lo demás no tiene sentido analizarlo.
Por Juan Mansilla.
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