miércoles, noviembre 04, 2009
Historia de un gaucho libre
Desaparece en la selva el gaucho Mate Cosido. El milico que lo persigue, a no más de siete metros, ya no alcanza a divisarlo entre el pastizal y la maleza. Desesperadamente busca encontrarlo. Dispara una y otra vez a los juncos, pero es inútil. El gaucho encontró ahora su hogar entre los montes y los hacheros. En su inexpugnable dominio, el Impenetrable del Chaco.
Dramáticas y numerosas persecuciones debió protagonizar don Segundo David Peralta, alias Mate cosido, para evadir la sentencia de la ley de los humanos y proseguir en su perpetua lucha por la libertad.
A comienzos del siglo veinte, mientras algunos movimientos sociales se desarrollaban políticamente en las zonas urbanas de nuestro país, y mientras el anarquismo y el socialismo comenzaban a ganar su lugar en el escenario político de la República Argentina, otras formas de rebeldía, quizá prerrevolucionarias, como las que exhibía este gaucho, se manifestaban en ámbitos rurales mucho menos civilizados, donde una ley cuasi feudal aún continuaba vigente, y donde las familias terratenientes monopolizaban el control de la escena política y de las fuerzas de coerción del poder ejecutivo de las provincias.
Mate cosido fue un gaucho perseguido, uno de tantos, como Vairoletto o Isidro Velazquez, que no aceptaba las nuevas reglas impuestas por las fábricas, los políticos, la policía, los jueces o por aquellos cómplices beneficiados en eso del negociar.
Se dice que por una cicatriz en su cabeza, en el mate, lo apodaban como hoy se lo recuerda. Nació en 1897, y cuando era tan sólo un joven de un pueblo de Tucumán, cayó preso por una mujer, de quien se enamoró profundamente y por quien llegó a matar. Este episodio lo dejó prematuramente fuera de la ley, a la que jamás regresó. Se transformó entonces en un gaucho errante de los montes, perseguido y buscado por la policía, que robaba a los ricos para sobrevivir, pero que también repartía generosamente entre los pobres parte de sus botines, para su protección. De esta manera Peralta se fue ganando la simpatía de los humildes, quienes rápidamente se encargaron de convertir su historia en leyenda.
Participó en decenas de enfrentamientos. Fue el artífice de afamados secuestros de la época, y asaltos a grandes estancieros y quebrachales como Bunge & Born y La forestal. Escapó de las situaciones más inverosímiles, y hasta se dice que una vez un policía le acertó al cuerpo desde pocos metros, pero la bala jamás llegó a impactar en la humanidad del gaucho, quien al instante lo remató con su pistola Winchester. El Payé (creencia guaraní por la que una persona puede, desde conquistar el corazón de alguien, hasta evitar peligros e incluso lograr que las balas reboten en su cuerpo) envolvía su leyenda; los milicos le temían; el pueblo lo respetaba, celebraba sus hazañas y públicamente lo iba convirtiendo en mito. En 1939, una emboscada lo dejó herido en Villa Berthet, provincia del Chaco. No se sabe qué ocurrió con Peralta después de aquel tiroteo, porque jamás fue vuelto a ver. Algunos lo supusieron muerto, otros aseguraron su fuga. Lo cierto es que el cadáver jamás apareció, y que probablemente haya escapado hacia la selva del chaco, donde el anonimato habría acompañado sus últimos días.
Segundo David Peralta fue el enemigo número uno para la policía del chaco de los años ‘30, y un ídolo para la peonada. Aún hoy, campesinos de la zona se jactan con que sus padres o abuelos lo habrían resguardado en sus hogares durante sus huídas, y aseguran que éste los recompensó con varios pesos moneda nacional por su lealtad.
Sigue presente en la selva el gaucho Mate Cosido, allí donde abunda el protector quebracho y habita el furtivo yaguareté. En la que el Payé lo preserva hasta de las balas, y donde aún se conserva su hombría en la memoria de los campesinos y de los hacheros. Allí donde fue su hogar. Un hogar que hasta hoy no sabe de avances ni de progresos, y que trashuma los tiempos sin conocer más multitudes que las de sus vastos hormigueros. Allí donde no desaparecen las huellas de un gaucho libre, en el Impenetrable del Chaco.
Por Alejandro Orlando.-
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1 comentario:
un merecido reconocimiento a la historia de este noble gaucho inmortal!!
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