Dentro del oficio del periodismo no está bien visto el hacer prensa, y dentro de este mismo ámbito es abismal la diferencia entre el periodista de escuela y el de calle.
Muchas veces, quien accede al periodismo para obtener una credencial con la idea de satisfacer propósitos mezquinos con el tráfico de influencia, puede ser un eficaz negociante o un buen gestor –“coyote”-pero no un periodista, sentencian Vicente Leñero y Carlos Marín en el Manual de Periodismo de la editorial Grijalbo
Hay escuelas de periodismo y hay periodista que no necesitaron pasar por escuelas. Los grandes comunicadores son grandes por eso, por que saben comunicar en un lenguaje liso y llano toda su sabiduría, que no se limita a un solo rubro. Los periodistas natos tienen una gran sensibilidad por el arte, por la cotidianeidad de los sucesos, tienen por sobre toda las cosas un apego a la verdad para ponerlo al servicio a la comunidad.
En cambio, está el periodista de escuela, ojo, que también existe la posibilidad de ser periodista de raza y pasar por una escuela a pulirse, pero no viceversa, a los que hacen prensa solo los pule el contacto con los empresarios.
Ahora, si uno estudia para ser periodista, tiene que estudiar para ser periodista, no existe eso de ser periodista deportivo, de espectáculo, de economía, de política, el periodista debe manyar mejor que el común de la gente de esos temas, deber estar al tanto e informado de la película argentina seleccionada para participar en el Festival de Cannes, debe saber el accidente recientemente ocurrido en Panamericana, la liberación de un secuestrado en la selva colombiana. Es seguro que a uno le guste o se sienta más cómodo en un área que otra, pero que encima de estudiar la carrera de periodismo que sólo es de tres años y en algunos institutos se dicta sólo tres veces por semana, se le acote más el conocimiento al área minúscula de la que piensa trabajar, no creo que a futuro le de resultados. Sí de improviso lo debieran enviar a cubrir una toma de rehenes o sea transferido a la sección de educación, ¿qué pasaría?.
También están los que han estudiado periodismo y a veces no lo hacen por llevar la premisa de decir la verdad constantemente a la sociedad y se vuelven prenseros o voceros de prensa de de las empresas, que también es muy válido, no es lo mismo decir los pro de tal empresa y omitir las contras, es ahí en donde el periodista asciende económicamente, ya que empieza a cobrar muy bien porque ya ha encadenado su nombre al de la marca que lo contrato, el nombre, como dice el periodista Juan Pablo Meneses es el verdadero capital. Y hay que estar muy al tanto de los periodistas que trabajan ó trabajaron con políticos o con empresas, ya que cuando pasa el tiempo y vuelven a los medios, siempre estará la duda si para que diga tal o cual cosa no fue pagado. No por nada, la reputación periodística de Bernardo Neustand no es la mejor, de hecho el día de su muerte Página/12 titulo “Debió haber muerto el día del lobbista”, en referencia a que B.N falleció el 7 de junio, día del periodista.
Por Graciela Soto.
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