miércoles, diciembre 05, 2007

Colombia, lejos de la paz


La sorpresiva decisión del presidente, Alvaro Uribe, de terminar la mediación de su homólogo, Hugo Chávez, con las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC), para concretar un intercambio humanitario, provocó dos situaciones inesperadas: la congelación de las relaciones entre Bogotá –Caracas y el malestar de familiares de los rehenes con el gobierno de Colombia.
“Chávez debe seguir ayudándonos, porque es la única esperanza que tenemos, no podemos entender que (Uribe) haya cortado un proceso tan serio. Es muy doloroso, pero no perdemos la fe, aunque cada vez que se acerca una posibilidad el gobierno colombiano se ocupa de abortarla”, dijo Yolanda Pulecio, madre de Ingrid Betancourt.
Las declaraciones de Pulecio, circularon después de que se mostrara un video y cartas que confirmaron que la ex candidata presidencial franco-colombiana continúa con vida en plena selva colombiana, las cintas fueron un pedido expreso del presidente venezolano al jefe de las FARC.
Betancourt apareció demacrada y con la vista hacia el suelo. Las imágenes, que fueron capturadas por soldados colombianos de las manos de emisarios de las FARC, conmocionaron a la opinión pública internacional y a los familiares, que exigieron la reanudación inmediata de las negociaciones a cargo de Chávez.
Pese a esta solicitud, el alto comisionado para la paz, Luís Alberto Restrepo, dejó en claro que una mediación de Chávez es imposible. El funcionario manifestó que el gobierno del presidente Uribe “no considera conveniente reactivar la gestión” mediadora de Chávez.
Los últimos cruces verbales entre Chávez y Uribe crisparon más la relación que mantenian ambos mandatarios. Chávez acusó a Uribe de mentiroso y de no querer consolidar la paz en Colombia y, por otra parte, Uribe dijo que el venezolano pretende incendiar el continente y que su mediación con las FARC buscaba legitimar al terrorismo.
Por estos dichos, las relaciones comerciales de Venezuela - Colombia entraron en una pausa. El flujo comercial entre ambos países supera los 5 mil millones de dólares anuales. Venezuela envía una importante cantidad de petróleo al gobierno de Uribe y Colombia destina alimentos al país de Simón Bolívar.
¿Por qué, entonces, Uribe puso fin a la gestión de Chávez? ¿No sabía, acaso, los traspiés que esta decisión le ocasionaría a su país?
En cierta medida, la respuesta no es sencilla de responder a simple vista. Hay que tener en cuenta que el conflicto FARC - Estado proviene desde hace muchos años. El asesinato del candidato presidencial, Jorge Eliécer Gaitán, en 1949, fue la puerta para que la violencia la atravesara y se instalara en Colombia hasta estos días.
Ahora bien, retornando al interrogante anterior, en esta circunstancia quedó claro que las principales causas del final de la mediación de Chávez fueron: el protagonismo que adquirió el venezolano como garante de la paz en la región y la reinstalación de las FARC en el mapa político de Colombia.
Es difícil encontrar otros motivos ya que los avances para concretar un intercambio de 45 rehenes por 100 insurgentes presos estaba demasiado cerca.
Evidentemente, la concreción de dicho canje incomodaba no sólo al gobierno colombiano, que siempre buscó una salida por las armas, sino también a su aliado, EEUU, que financió dicha estrategia.
Para reforzar esta tesis, basta con analizar la primera presidencia de Uribe. Durante ese período, el Jefe de Estado colombiano decidió frenar, siempre con la bendición del norte, todo diálogo con las fuerzas revolucionarias y optó por la vía militar.
Por otra parte, pensemos que de haberse efectuado la liberación de los rehenes en poder de las FARC, entre ellos Ingrid Betancourt y tres norteamericanos, dejaba por sentado la disposición que tuvo la guerrilla para negociar un canje y desenmascaraba,además, la estrategia del gobierno colombiano de responsabilizar a las FARC de los constantes fracasos para alcanzar un acuerdo.
Sin embargo, poco importaron los avances obtenidos por Chávez, el gobierno colombiano decidió correr al bolivariano de la escena. Una comunicación telefónica con generales del Ejército fue el principal argumento que presentó Uribe para explicar el porqué del final de Chávez en la negociación.
Es cierto que Chávez tenía prohibido hablar con militares colombianos, pero la argumentación del llamado es poco sólida para justificar la salida del venezolano.
Tengamos presente que desde el comienzo de las gestiones de Chávez, Uribe puso palos en la rueda. El bolivariano debió suspender una reunión con emisarios de las FARC en Caracas por falta de seguridad. En aquel entonces, el Ministro de Defensa de Colombia salió a decir que los movimientos que realizaran las FARC corrían por su cuenta y que ellos harían lo posible para detenerlos. Después, Uribe presionó a las FARC, mientras Chávez permanecía reunido con el presidente francés Nicolás Sarkozy, el mandatario Colombiano pidió la liberación de los tres rehenes norteamericanos a cambio de que la reunión entre las partes involucradas se realizará en suelo colombiano, como lo solicitaron las FARC.
Chávez imploró paciencia y buena voluntad a su vencino en varias oportunidades, pero de poco sirvió, tampoco alcanzó el respaldo de Sarkozy y de varios mandatarios a la mediación del venezolano, Uribe cerró las negociaciones con las FARC sin importarle las esperanzas que éstas produjeron a la población colombiana.
Según funcionarios de Uribe, el presidente francés sería el elegido por el gobierno para reanudar las negociaciones con las FARC. Si bien es cierto, que el francés cuenta con el respaldo de los familiares y el guiño de las FARC, el avance hacia un intercambio humanitario será más difícil de conseguir.
En la carta que se público en todo el mundo, Betancourt agradece a Francia, a Sarkozy y expresa esperanza por la gestión de Chávez (habría sido escrita a fines de octubre) y de la comunidad internacional, pero cuestiona la actitud del gobierno colombiano: "Durante mucho tiempo hemos sido como los leprosos que afean el baile, los secuestrados no somos un tema 'políticamente correcto', suena mejor decir que hay que ser fuertes frente a la guerrilla".
Justamente, mientras se conocían estas líneas, Uribe sostenía que la opción militar seguirá abierta para destruir a la guerrilla. Por esta razón, es poco razonable que el presidente colombiano haya dicho que Chávez pretende incendiar el continente con más violencia si, por el contrario, en su intervención con las FARC, el venezolano sólo buscó la paz.

Por Juan Mansilla.