
Las elecciones presidenciales dejaron un claro e indiscutible resultado: Una aplastante victoria de la candidata del oficialista partido Frente para la Victoria, Cristina Fernández de Kirchner.
Pero, ¿por qué ganó Cristina? Según una encuesta que encargó y después publicó el diario Clarín al Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), la mayoría de los electores que se volcaron a favor de la candidata kirchnerista lo hicieron por que no quieren sobresaltos en la economía y confía en que la senadora va a mantener el actual modelo de gestión.
En sintonía con el resultado del sondeo efectuado por CEOP se expresó también la flamante presidenta electa y varios colaboradores de primera línea del gobierno. En una entrevista televisiva con el periodista Morales Solá, conductor del programa “Desde el llano”, Cristina aseguró que su victoria en las urnas se debe en gran medida a la gestión que lideró el presidente Néstor Kirchner en estos últimos cuatro años.
Sin embargo, el crecimiento anual de un 8 por ciento, el superávit fiscal y el descenso del desempleo, entre otros logros del gobierno, no fueron el único y principal motivo para que la senadora suceda a su marido el próximo diez de diciembre en la Casa Rosada.
Varios son los puntos que debemos analizar y que detallaremos en forma ordenada para llegar a entender por que no hubo necesidad de una segunda vuelta electoral.
En primer lugar, el aluvión de votos que recibió el Frente para la Victoria en las provincias más pobres del país, ubicadas al norte del territorio nacional, y en los grandes conglomerados, como el “gigante” cordón bonaerense, fue decisivo en el conteo final. La gran masa de votantes que propicia el conurbano es clave para cualquier elección y la candidata oficialista llegó mejor a los sectores que pueblan a éste durante la campaña.
La fragmentación de la oposición colaboró, sin dudas, para la consagración de Cristina. Los votos obtenidos por la candidata de la Coalición Cívica (22,9%), Elisa Carrió, y por el candidato de UNA (16,9%), Roberto Lavagna, sólo beneficiaron a la Primera Dama y restaron posibilidades a cualquiera de los candidatos opositores antes mencionados. Si sumáramos los sufragios correspondientes a Carrió y Lavagna hoy estaríamos analizando el ballotage.
Por otra parte, resultó clave el apoyo que los aparatos partidarios brindaron a la formula Cristina-Cobos. Aquí sobresalió el partido justicialista bonaerense. La estructura peronista de la provincia más poblada del país garantizó un triunfo sin sobresaltos al gobierno nacional. También se destacaron el justicialismo santafecino y cordobés, en ambos distritos Cristina se impuso holgadamente. Pero, ojo, no todos los méritos son para el justicialismo, el radicalismo K también aportó lo suyo en esta elección. En Mendoza, por ejemplo, provincia comandada por Julio Cobos, compañero de formula de Cristina, la lista oficialista obtuvo un 60 por ciento de los votos, al igual que en varios distritos gobernados por radicales kirchneristas.
Los logros obtenidos por la gestión de Néstor Kirchner, por último, movilizaron a parte del electorado a inclinarse por Cristina como sostiene el oficialismo, pero de ninguna manera fue la principal causa del triunfo. Si hubiera sido así ¿por qué los sectores medios y altos se inclinaron, en su mayoría, por otras opciones? ¿No son estos los más beneficiados por el modelo actual? Los resultados económicos están a la vista de todos, más si los comparamos con la crisis del 2001. El tipo de cambio vigente y otras medidas resurgieron a la gélida clase media y acrecentaron las divisas de la poderosa clase alta Argentina, pero fueron estos sectores los que le dieron vuelta la cara al gobierno. Como señalamos al comienzo de este análisis, la clase baja respaldó a la candidata oficial. Sin embargo, los que menos ingresos tienen sufren en carne propia una de las consecuencias de la gestión Kirchner: la inflación.
Cristina Fernández de Kirchner ganó bien y se convertirá en la segunda mujer que gobierne a Argentina, esto no está en discución. Las lecturas después de cada escrutinio son muchas, cada cuál hace la que más le conviene, pero quedarse con una sola puede ser un grave error para el futuro.
Por Juan Mansilla.